viernes, 3 de octubre de 2008

LEYENDA DE LA FUNDACIÓN DE ROMA. RÓMULO Y REMO


El príncipe troyano Eneas escapó de la destrucción de la ciudad de Troya junto a su padre y su hijo. Navegó por el mediterráneo. En Cartago se enamoró de Dido, y al marcharse, ella se suicidó. Finalmente llegó a la costa del Lacio, donde contrajo matrimonio con la hija del rey Latino, Lavinia. Eneas fundó una ciudad a la que llamó Lavinium. Al morir, le sucedió su hijo Julo Ascanio, que fundó la ciudad de Alba Longa. Después le sucedieron varios reyes. En ese tiempo no surgieron problemas, hasta que llegó Procas, que dejó a sus dos hijos, Numítor y Amulio. Numítor era el heredero al trono, pero su hermano Amulio se lo arrebató matando a todos sus sobrinos. Amulio dejó viva a Rhea Silvia, pero la obligó a prestar servicio a las Vestales. Rhea Silvia fue fecundada por el dios Marte y tuvo dos hijos gemelos, Rómulo y Remo. Amulio cogió a los niños y los metió en una cesta que después lanzó al río Tíber. Una loba los acogió y los amamantó hasta que Faústulo, un pastor, los encontró. Un día, Remo atacó los rebaños del rey y fue llevado a Alba. Su hermano fue a ayudarle, lo liberó y le devolvió el trono a su abuelo Numítor. Los dos hermanos fundaron una ciudad a las orillas del río Tíber, en el lugar donde la loba los encontró. Rómulo y Remo tenían que decidir quien sería el rey y que nombre tendría la ciudad. Para eso consultaron a los dioses y esperaron a que se manifestase su voluntad divina por medio de aves. Remo vio seis buitres, y Rómulo doce. Empezaron a pelearse y en medio de la pelea Remo murió. Rómulo fue el rey y puso el nombre de Roma a la ciudad.

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